piiiii...

Llamaba para escuchar tu voz pero tienes el móvil apagado y has cambiado el contestador.
Buzón movistar ha sustituído a tu voz.
Recuerdo cuando grabamos juntos ese mensaje, recuerdo como me reía mientras tratabas de parecer serio pidiendo que dejasen el mensaje después de la señal y como no sabías pararlo a tiempo para acabar de grabarlo. Como te giraste enfadado y me viste muerta de risa en tu sofá, como siempre.
Pasábamos tardes enteras sin hacer nada. Entraba en tu casa sin siquiera llamar, la confianza da asco. Solía encontrarte sentado en el sofá, mirando la tele sin verla. Me tumbaba a tu lado, usándote de almohada, apagabas la tele y hablábamos. O callábamos. ¿Para qué más?
No hacía falta nada más.
Que perderme en tus ojos mientras mirabas la pared blanca. No sé que pensabas. No me importa ya. Tú mirabas la pared blanca y yo te sonreía.
Te has ido y, ¿sabes qué? han pintado la pared.
Es un amarillo pálido, extraño.

Y bueno, solo era eso. Quería escuchar tu voz, nada más, pero no estoy de suerte.